Colombia
Para algunos países de nuestro continente y del viejo mundo el “Día de Reyes” es tan importante como la Navidad, pues es en esta fecha en la que conmemoramos la aceptación del cristianismo en el mundo pagano, que está representado por los tres hombres que visitaron al pequeño niño Jesús con los regalos que sólo los reyes recibían en la antigüedad como símbolo de su poder y conexión con el Dios todopoderoso: incienso, mirra y oro. También, representa el fin de las festividades decembrinas.
De acuerdo a las escrituras de la Biblia en el Evangelio según Mateo (capítulo 2, versículos 1 al 12), los reyes Magos, originarios posiblemente de Persia y con conocimientos astronómicos, arribaron en Jerusalén en busca de “El rey de los judíos”. Melchor, Gaspar y Baltasar, como se llamaban, se encontraron con el regente de aquel entonces, el rey Herodes, a quien contaron la verdad detrás de su travesía, guiados por una brillante estrella en el cielo.
El rey, temeroso de que un niño recién nacido pudiera usurpar su trono, despidió a los hombres con falsa amabilidad, invitándolos a regresar con la ubicación exacta del pequeño, prometiendo una visita de su parte.
Los reyes Magos accedieron, inocentes a las verdaderas intenciones del monarca, y continuaron con su camino cargando los obsequios que habían preparado para el niño Jesús. Cuando llegaron, luego de conocer al futuro rey y a su familia en una humilde casa, tuvieron una revelación en un sueño: Herodes deseaba la cabeza del pequeño.
Preocupados por el futuro del pequeño, emprendieron un viaje aún más largo, cruzando por un camino diferente al que conducía a Jerusalén, lugar en el que tiempo después el regente daría la orden de asesinar a todos los niños menores de dos años en busca del mesías.
Al momento de sus muertes, sus restos hallaron reposo en Constantinopla, en donde permanecieron hasta el año 474, y luego fueron trasladados a la catedral de Milán en Italia. Actualmente yacen en Colonia, Alemania, a donde acuden cientos de personas durante las festividades decembrinas para visitarlos, tal y como ellos lo hicieron miles de años atrás con el pequeño Jesús de Nazaret.
Aunque su presencia resultará de gran importancia para el cristianismo, tanto como para trasladar lo que quedaba de sus cuerpos al país en donde residía el santo Papa, y se conmemorara su encuentro con el mesías, no sería sino hasta el siglo XIX, en España, que se continuaría con la acción que realizaron los reyes Magos cuando visitaron al pequeño Jesús: dar regalos a los niños. Fue así como nació la tradición que, tiempo después, se acompañaría con una cabalgata y un desfile, así como un sin fin de actividades que se llevan a cabo cada 6 de enero en varios países del viejo y nuevo continente.
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