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¿Por qué debo trabajar en equipo con mis estudiantes para transformar la educación en Colombia?
Es momento de reformar nuestro sistema educativo de la mano de las nuevas generaciones.

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/ 11 junio 2021

En el encuentro “Presentación de los protocolos de abordaje pedagógico de situaciones de convivencia escolar”, el Ministerio de Educación Nacional nos dejó una importante reflexión que no podemos dejar pasar. 

Paolo Rosciti, experto internacional en gestión educativa y convivencia escolar, nos ilustró con el verdadero rol del maestro dentro de los espacios educativos. Para él, sus deberes principales consisten en alimentar las mentes de los estudiantes con contenidos que contribuyan a su crecimiento como individuos con la capacidad para desarrollar un pensamiento crítico y empático del mundo que los rodea. Tales conocimientos deben estar ligados a las denominadas “Acciones culturales”, o fenómenos educativos. 

Los fenómenos educativos esenciales para un contexto comunicativo altamente efectivo son: la experiencia (facultad de vivir lo que se aprende o aplicar lo aprendido en la vida), representación (ejemplos imaginarios o reales de aquello que se vive), y lenguaje (forma de interpretar el mundo en el que vivimos). Si se trabajan en conjunto en las aulas, entonces nos será más sencillo encaminar a nuestros jóvenes por lo que Rosciti denomina como una “Educación problematizadora”, en la cual los estudiantes se mantienen en un acto permanente de análisis. 

“Los hombres deciden críticamente su función y opinión del mundo”, dice. Pero para lograr esto, es indispensable comprender el espacio educativo y el rol del educador. 

El importante pedagogo y filósofo brasileño Paulo Reglus Neves Freire innovó la concepción que se tenía sobre la educación al señalar que esta era una “práctica de libertad que permite un acercamiento crítico a la realidad”. Rosciti aplica este concepto en los estudiantes, profiriendo que los docentes tienen la obligación de llevarlo a cabo, creando espacios de diálogo con ellos en los que puedan escucharlos y reconocer sus saberes, para que puedan realizar acciones que transformen su entorno de forma positiva. 

“El mundo y la educación deben permanecer conectados a través de una relación simétrica entre chicos y docentes”, afirma. “Los hombres se educan en comunión y el mundo es el mediador”. 

En lo que concierne a la convivencia, lo describe como “un esfuerzo constante y dinámico de ruptura y reconstrucción de espacios de mutuo reconocimiento”. Aquí, tanto maestros como estudiantes deben aprender a lidiar con los pensamientos, miedos, dinámicas, ideas y asimetrías de poder, con el fin de construir un proceso de aprendizaje efectivo, en el cual puedan potenciar las “Acciones culturales”.

¿Cómo podemos trabajar esto en nuestras aulas?

Rosciti propone utilizar los acontecimientos que se experimentan en la actualidad para reflexionar en distintos tópicos y disciplinas del currículum escolar; por ejemplo, se podría hacer uso de la situación social y económica del país para explicar el significado de la pobreza y la riqueza en la materia de Lenguaje, o la cantidad de dinero necesario para considerarse una persona de estrato social alto o bajo para explicar una teoría matemática. “Puedes resignificar el mundo en el que vives”, dice. 

Para fomentar los espacios de diálogo y debate entre docentes y estudiantes de forma exitosa, recomienda tener en cuenta lo siguiente:

  • Los espacios de alternancia son fundamentales. En ellos los jóvenes desarrollan el bienestar emocional, importante para una expresión pacífica de las ideas, así como un mejor rendimiento académico. 
  • La situación actual y las exigencias que los jóvenes presentan para la mejora del sistema educativo y los espacios para llevarlo a cabo. 

“Debemos dar protagonismo a los jóvenes para fortalecer la participación escolar”. 

Fuente: Ministerio de Educación Nacional

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